sábado, 18 de junio de 2016

Vivian Maier (4)


En 1959, Vivian Maier viaja a Egipto y queda impresionada por sus construcciones y monumentos. En medio de un desierto, la Esfinge y las Pirámides se erigen orgullosas entre infinitas piedras, inmóviles e inmortales. La grupa de un caballo, da el contrapunto vital y mortal. Su posición en grupa, define el hecho de haber pasado en contraposición de lo que sería la cabeza o el comienzo del mismo; su cola en movimiento, el punto exacto del movimiento general de la imagen. Una composición donde todo se desarrolla en torno a la Esfinge y ciertos toques surrealistas abstractos en la linea, en algún sentido, de Brassai (vagabundo durmiendo en la calle. Paris.1937). Tiene ciertos elementos intencionales en este lenguaje, que nos recuerdan a reinterpretaciones de elementos de Andre Kertész ( el banco roto 1962)  o, incluso profundos guiños a Walquer Evans (Puente de Brooklyn, 1929). Imagen Nº1

En este sentido las interpretaciones de una misma imagen pueden ser absolutamente distintas: desde el surrealismo natural de Eugene Arget, hasta el realismo absoluto de Cartier Bresson...
Pero, ¿qué es lo realmente importante al mostrar su trabajo, lo que nosotros percibimos del mismo, o lo que ella percibía?.  ¿Lo que nosotros identificamos de su supuesto trabajo o en lo que ella se basaba para realizar sus imágenes?. Particularmente a mi, no me interesa lo que interpreten los críticos; me interesa lo que ella percibía de lo que le rodeaba y el cómo se integraba en ello...

Y ahora podríamos preguntarnos, cuál de las dos imagenes son de Vivian Maier ¿la primera que resulta ser la que ella apreciaba y con la que componía en su cámara o la segunda que es lo que se muestra en las exposiciones y sobre la que se pronuncian los críticos y expertos en la materia?

Solo la intencionalidad de la fotógrafa, nos puede dar la respuesta: no tenía un interés especial en positivar (y con ello girar simetricamente y variar su composición original) ni enseñar sus imágenes, más alla del fijar la imagen al revelar los negativos y poco más. Por alguna razón que desconocemos, pero que yo comparto, lo importamte no es siquiera la imagen, ni la fotografía; lo importante es la composición de la imagen en el momento y, el resto (el revelado), no es demasiado interesante a tenor de los cientos de carretes que finalmente dejaba sin procesar.

Tras quince años de estar inmerso en la tecnología digital, todavía conservo cientos de carretes fotográficos sin revelar y miles de imágenes sin tan siquiera visualizar, reveladas , enrolladas y metidas en las cajas originales a la espera de no se sabe el qué. Porque, lo importante no es el captar el momento fisicamente, sino el haberlo hecho mentalmente; solo ha sido un ejercicio de aprendizaje y una vez aprendido, el resultado poco importa. Como bien me dijo en una ocasión un conocido arquitecto: lo importante no es el hacerlo, sino saber, a ciencia cierta, que se sabe hacer... En el caso de Vivian, podríamos asegurar que ella pensaba algo similar: lo importante no es hacer fisicamente esa experiencia, sino saber que se ha hecho y se ha avanzado más alla de ese camino...

En 1959 Vivian Maier viaja a Egipto y queda impresionada. Un país estático con piedras eternas donde la grupa de un caballo pone el contrapunto de movimiento y la vida. Hay cierta intencionalidad en mostrar en el primer término,  la herida de la grupa del animal y, al fondo, las piedras heridas por las batallas y el paso del tiempo. Una argucia para conseguir profundidad de campo visual, que realiza una cierta comparación entre la Esfinge del fondo (con la conocida herida en la nariz) y la herida presente en la grupa del caballo. Un cierto punto de surrealismo lo inunda a semejanza de los grandes fotógrafos surrealistas naturales como Eugene Arget y realismo estático del "captar el momento", como  E. Cartier Bresson. Imagen Nº 2

Y sobre esto, hay que pensar en el que fué mi amigo Nacho Criado, que con continuidad me aseguraba que, como él no había podido tener nunca un estudio de las dimensiones que hubiera necesitado, su estudio era su mente. Y era en su mente donde realizaba las piezas resultado de su investigación; solo con ocasión de alguna exposición pública,  realizaba alguna cosa de esas que ya había superado y contruido en ella... Mucho de esto también  lo tenía Vivian Maier,  aunque en mucha menor medida ya que su trabajo era absolutamente silencioso, privado y libre...




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